La levedad

No corras, no creas en tu intensidad. Solo estás viviendo levemente, como flotando, como apenas acariciando el suelo. No temas pensar, no caerás de golpe contra el piso. Sé que te aterra quedarte a solas con tus ideas y por eso levitas la vida.
Cuando puedas detener esa fábrica de actos mecánicos, descubrirás que planeando aterrizas con los pies y que ahora serán tus miedos quienes flotaran. Apenas rozarán tu piel solo para hacerte sentir viva pero ellos seguirán su camino de agua.
Ya de pie, deja volar también tus pájaros, que ellos se harán cargo de llevar la buena nueva a quienes quieran oírla.

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