Mirá para arriba. Mirá para abajo

Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro... Subo los escalones, bajo los escalones. Arriba: la paz, el sosiego. Abajo: el caos y la incertidumbre. No hay una estación en el medio que me indique que hacer ni como encontrar el eje. Subir, bajar, flotar, mientras busco los rayos y las nubes, mientras atravieso el aguanieve y los vientos. No estoy sola pero cada cual a su ritmo y no importa. A veces me alcanzan, otras me sobrepasan pero siempre correteamos en esos cuatro escalones.
Bueno, no siempre son cuatro. Hay días, por ejemplo,  que son ocho para abajo y doce para arriba y eso me sorprende. Y es ahi cuando me alegra no haber perdido mi capacidad de sorpresa ni mis ojos infantiles.
Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro... Fin

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