La presencia ausente

Tu copa se acerca a mi boca.
No la roza.
Es agua que se convierte en vino.
Y sigue camino por tierra arenosa
el viento que me rodea esquivo

Quiero tu mirada
pero olvido tus hoscos ojos
que me encuentran nada.
Treparte como a un tronco añoso
solo es un sueño de desnuda noche.

Cuando te quiero Fauno
te descubro casto
Cuando te quiero fuego
te apagas en el acto

Visitar conmigo las estrellas
no puedes ni aún dormido.
Solo logro llegar a la orilla
de tu cielo plomizo.

Soy presa de un cazador ausente.
Cautiva sin celda.
Un libro que no se lee.
Un peldaño que no se trepa.

Soy quien te busca
en un marasmo de soledad
para hallarme encadenada
a un otro que no está


Andrea M. Leiva
Julio 2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

Máquina de mirar

Cuando no estuviste