El Método

Jean-Luc tenía un método curioso a la hora de dormirse.  Una vez que apoyaba la cabeza en la almohada, en su cabeza comenzaban a circular imágenes del sueño de la noche anterior, hasta quedarse profundamente dormido.
Una vez que entraba en la profundidad de la noche y de su descanso comenzaba a soñar.

Siempre su sueño era una continuación del anterior. Su vida onírica era una historia sin fin que corría en paralelo con su vida real. Hasta que un día le ocurrió lo que muchas veces a tantos: no pudo recordar su sueño. Por más que se esforzó y buscó en su melindrosa memoria, el sueño anterior no apareció. Estaba demasiado aferrado a su técnica, demasiado. Finalmente se durmió, cansado de tanto hurgar en sus recuerdos de la noche anterior.

Lo encontraron aquella mañana con una sonrisa estampada en su rostro macilento, después de haber disfrutado de su último sueño que ya no tendría necesidad de recordar.

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