El momento

Eran las 6 de la tarde y llegué temprano. O llegué a tiempo para sentarme en un cantero. Por techo, una rama de jacarandá florecido. Me rodeaba una brisa fresca y perfumada. Tardé en descubrir que el aroma que tan plácida me hacía sentir era el del pasto recién cortado. Estaba aislada del bullicio callejero auriculares mediante y acompañada de música ligera.
La boca del subte no cesaba de entregar pasajeros a la calle y, desde la fuente, los bailarines en su eterna danza estaban ausentes, solo oyendo los aplausos de un público que siempre estará. A unos metros el aguaribay se hamacaba, siguiendo el compás de mi música.
No, no llegué temprano. Llegué justo a tiempo para capturar ese momento, no era el de antes ni sería el siguiente. Era el momento.

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